Historia del Santo Cristo de la Quebrada y del Divino Señor de Renca
SANTO CRISTO DE LA QUEBRADA
La devoción al Santo Cristo de la Quebrada, como le han llamado desde su origen, representa una de las manifestaciones de Fe y de religiosidad popular más grandes que posee la Provincia.
El origen de la imagen venerada es casi legendario. Narra la tradición oral, que Don Tomás Alcaráz descubrió la imagen en el tronco de un algarrobo y se presume que el hallazgo se hizo en el mismo lugar en donde se levantó la capilla. Se trata de una imagen pequeña que mide 16 cm de alto por 15 cm en sus brazos extendidos, la cruz mide 30 cm. y su estilo es indoamericano.
Según la tradición oral, Tomás Alcaráz llevó el crucifijo a su casa y este desapareció de allí. Unos días después lo encontraron en el mismo sitio en el que había sido hallado anteriormente. La gente interpretó que el Cristo quería quedarse allí. Esto habría ocurrido entre los años 1850 y 1860.
La veneración al Santo Cristo comenzó en la casa de los Alcaráz y luego estos levantaron una capilla en donde la gente del lugar y de poblados y parajes vecinos comenzó a venerarlo y a dejar sus ex -votos en pago de los milagros y favores recibidos. En virtud de estos hechos, a partir de 1868 comenzó la existencia de la Villa de la Quebrada.
En estos tiempos el Santo Cristo era venerado con una novena que convocaba a muchos devotos y culminaba con la procesión. Nunca se sacaba el Cristo Milagroso. A la procesión iba la réplica a la que los peregrinos llamaban el “personero” y el que se daba a besar recibía el nombre de “el representante”.
Debido a ciertos desórdenes que se producían en el marco de la fiesta popular que se realizaba a posteriori de la actividad religiosa, la Iglesia prohibió la celebración y se inició un largo pleito para que la familia dueña del Cristo lo donara junto con la capilla a la Iglesia, cosa que finalmente ocurrió y se fijó la fecha del 3 de mayo como la de la festividad del Cristo de la Quebrada por cuanto este día coincide con la conmemoración de la Exaltación de la Santa Cruz.
El Santo Cristo de la Quebrada convoca desde fines del S. XIX una multitud de fieles que provienen no solo de la provincia sino también de provincias vecinas. El clima de fiesta popular comienza días con la instalación de vendedores, que en un principio lo eran de elementos artesanales de mucha calidad y de uso campesino, como también alimentos criollos del lugar. Mas adelante con el paso del tiempo, esta feria callejera introdujo todo tipo de artículos como los que pueden verse en la actualidad.
Tradicionalmente un gran número de promesantes, transitaban el camino de tierra cumpliendo la promesa de llegar hasta el Cristo Milagroso caminando, algunos lo hacían descalzos e ingresaban al templo de rodillas. Los promesantes salen la noche del 30 de abril y llegan a la mañana o a la madrugada del 1 de mayo. Una multitud pasaba y pasa frente al Cristo a “tomar Gracia”. Todos los sectores sociales se funden en esos días en la devoción al “Santo” como suelen llamarle. Gente bien vestida y gente cubierta con humildes ropas se acercan al Cristo.
Una persona que hace muchos años solía ayudar en la Iglesia en el trabajo de esos días, habiéndole tocado estar al lado del Cristo ante el cual la gente pasaba a tomar Gracia, cuando este todavía no tenía todo el resguardo que tiene en la actualidad, sino que se colocaba a un costado del comulgatorio existente en aquel tiempo, narraba lo siguiente:
Un paisano con sus raídas vestimentas campesinas se paró delante del Cristo y extendió su mano para tomar Gracia. Como se quedara mirando al Cristo, se le pidió que luego de rezar se retirara para dar lugar a los demás y contestó “no se rezar, no me acuerdo los rezos, pero yo lo miro y El me mira, yo le hablo y El me escucha”. Un acto puro de contemplación entre la pequeñez y la inmensidad de la misericordia de Dios que uno se da cuenta que ocurre al mirar los rostros de la gente sencilla pero de Fe profunda que se transforman al mirar al Cristo y hablarle en su idioma.
Los peregrinos “cumplen con el Santo” y luego participan de la fiesta popular, guitarras, locro, empanadas, asado, choripanes, chivito al asador y todo un clima de fiesta enciende la noche en la Villa los días de la fiesta.
El 3 de mayo se realiza la multitudinaria procesión en la que el Cristo recorre determinadas calles de la Villa con presencia del Obispo y autoridades municipales y de la Provincia.
DIVINO SEÑOR DE RENCA
Devoción al Señor de Renca Esta tiene lugar en uno de los pueblos más antiguos de la provincia que a su vez le debe el nombre.
La historia del Señor de Renca se remonta a Chile cuando en 1636 en el valle de Limache, un indio que se encontraba cortando leña para hacer chozas descubre una rama en la que superpuesta y pegada a ella aparece una cruz perfecta y sobre ella aparece como si fuera tallado el cuerpo de Cristo pendiendo de ella.
Cuando se corrió la voz del prodigio una mujer muy devota lo llevó a su estancia y le construyó una capilla en donde se lo veneraba como el Cristo de Limache. Pasado unos años, el Cristo milagroso fue llevado al Pueblo de Renca cercano a Santiago de Chile en donde siguió creciendo la devoción hasta que en 1729 un incendio lo destruyó. El pueblo chileno talló uno nuevo e incrustó en él, el pecho carcomido por el fuego del antiguo Cristo. Una persona devota tuvo la idea de tomar algunas astillas de la imagen primitiva para hacer un nuevo crucifijo y así nació la primera copia del Señor de Renca que se venera en San Luis.
La llegada a estas tierras del Crucifijo al lugar que por esa razón recibe el nombre de Renca se relaciona con el arribo de los Jesuitas a San Luis en el año 1732.
La población fue creciendo en torno a la devoción y a mediados del S. XIX debido a los ataques de los indios el Cristo fue trasladado para resguardo a capillas del norte salvándolo de los destrozos pero luego fue regresado a su lugar de origen. En 1857 se talló la imagen que hoy se venera en Renca pues un incendio consumió la primera.
El Cristo de Renca es objeto de veneración por parte del pueblo puntano y de provincias vecinas. Su fiesta ha sido y continúa siéndolo motivo de expresión de religiosidad popular. Los promesantes llegan a pagar sus promesas y prácticamente todo el pueblo puntano pasa por Renca a “tomar Gracia”. Una multitud acompaña al Cristo en la procesión del día de su fiesta que se celebra el 3 de mayo.
Fuente Obispado de San Luis