Su construcción, ordenada por el presidente Agustín P. Justo para conmemorar el cuarto centenario de la primera fundación de la ciudad, estuvo a cargo del ingeniero argentino Alberto Prebisch y el arquitecto italiano Ernesto Vaucher. La obra se completó en tan solo 360 días y su inauguración fue un evento multitudinario que marcó un hito en la historia de Buenos Aires.
Desde entonces, el Obelisco ha sido testigo de innumerables acontecimientos históricos, sociales y culturales. Ha sido escenario de manifestaciones, celebraciones, conciertos y hasta ha sido escalado por intrépidos aventureros. También ha sido utilizado como pantalla gigante para proyectar películas y eventos deportivos.
Más allá de su valor histórico y cultural, el Obelisco es también un importante punto turístico. Su mirador, al que se puede acceder por una escalera de 206 escalones o por ascensor, ofrece una vista panorámica impresionante de la ciudad.
En 2005, el Obelisco fue declarado Monumento Histórico Nacional.Hoy en día, sigue siendo uno de los lugares más emblemáticos de Buenos Aires y un símbolo de la pujanza y el espíritu de la ciudad.
88 años después de su inauguración, el Obelisco sigue erigiéndose como un faro que ilumina la identidad porteña. El Obelisco es un símbolo de Buenos Aires que nos pertenece a todos.
Redacción Aljaba Comunicación
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